jueves, 15 de noviembre de 2012

PLAYA DE QUEQUÉN

LA HERMOSURA NATURAL DE LAS PLAYAS NO DECAE


 HERMOZA VISUAL DE COSTA, HASTA COSTA BONITA AL NORTE


QUEQUÉN Y SU PLAYA




Nieve en Necochea y Quequén
 
En la noche del miércoles 31 de julio de 1991 la sensación térmica descendió hasta los 11 grados bajo cero. La nieve comenzó a caer pasadas las 22, para conocerse al otro día que se trataba de: “La mayor nevada en lo que va del siglo”.
La plaza Dardo Rocha fue el escenario de los juegos con nieve, del armado de muñecos y de fotos de una Necochea distinta. Sectores de la ciudad aparecieron cubiertos de un manto blanco, que se calculó en 10 centímetros de espesor. En tanto que en Lobería y en La Dulce nevaba en forma copiosa.
La anterior nevada se había registrado el viernes 24 de agosto de 1984, con 7 centímetros de espesor. Las fotos de la playa y el parque Lillo, publicadas en Ecos Diarios, eran testigos del fenómeno. La nieve comenzó a caer antes de las 7 hasta las 9.45 y desde las 12.40 hasta las 13.40.
Furia natural
“Voló la persiana, que pasó a centímetros de la cara de mi esposa”, contaba en Ecos Diarios el periodista Miguel Correa, atrapado en su propia casa por los vientos
huracanados de 160 kilómetros por hora, que se registraron la noche del martes 13 de abril de 1993.
Un niño muerto, 15 heridos graves, 225 evacuados, 1.500 viviendas dañadas, 40 totalmente destruidas, 100 casas con voladura de techos, eran las consecuencias del temporal de viento y agua que azotó Necochea, Lobería y una vasta zona del Centro y Sudeste bonaerense.
Después de las 23 del martes la ciudad quedó a oscuras hasta las 6 de la mañana del día siguiente, en que se empezó a proveer
-en forma parcial- de energía y agua. La edición de Ecos Diarios, correspondiente al miércoles 14, se tuvo que imprimir en los talleres de La Voz del Pueblo, en Tres Arroyos. El temporal afectó principalmente a los barrios linderos al Hospital Irurzun de Quequén, la Villa balnearia, Barrio Norte y i planta urbana de Juan N. Fernández.

Inundación
La inundación de fines de abril de 1980 provocó grandes destrozos en Necochea y Quequén, incluido el derrumbe parcial del puente Ignacio Ezcurra, mas otras vías de comunicación.
La Terminal de Omnibus quedó bajo las aguas, al igual que las instalaciones del Rowing Club, el Náutico, el Liceo Naval y viviendas ubicados en la ribera del río.
En el puerto también se registraron daños. Muelles destruidos y barcos a la deriva. En la costa de Quequén apareció varado el buque “Caribea” y en Bahía de los Vientos el “Pesquera III”. En la mitad de la escollera Sur quedó el “Anna C”. En el antepuerto se podían observar cinco embarcaciones; mientras que tres lanchas se hundieron.
 

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