lunes, 19 de noviembre de 2012

PARQUE MIGUEL LILLO


GRAN EXTENCIÓN DE PARQUE EN LA ZONA PLAYA, IDEAL PARA CAMINATAS, CABALGATAS Y DIFERENTES DEPORTES. TAMBIEN CON UN CIRCUITO DE VIAS FERREAS PARA TODA LA FAMILIA



Trencito entre los árboles**

 Otro de los emprendimientos destinado al público infantil que aun perdura es el trencito del parque. Se puso en funcionamiento en Enero de 1965 y desde entonces, con algunos años de interrupción, sigue vigente aunque renovada su formación y ampliado el recorrido.
  Por resolución 339 del 4 de julio de 1964, el ministerio de asuntos agrarios de la provincia aprobó el pliegue de bases, condiciones y autorizo el llamado a licitación publica, tendiente a lograr la concesión para instalar y explotar un tren en miniatura dentro del parque de la división Vivero y estación forestal Miguel lillio, que en ese entonces dependía de la dirección forestal de la provincia de Buenos aires.
 En los primeros días del año siguiente se realizaron los ensayos correspondientes a la puesta en funcionamiento del tren infantil.

La formación:
 La pequeña formación ferroviaria recorría distintos lugares entre la tupida arboleda y se constituyo desde ese momento en un gran atractivo para el mundo infantil. En sus comienzos contaba con una locomotora y cuatro coches con capacidad para alrededor de 50 niños. También se construyo las correspondientes estaciones, con su ventanilla para la venta de los boletos en el mismo lugar donde hoy esta emplazado, a un lado de la avenida pinolandia.
   A partir de entonces los niños necochenses y turistas pudieron  disfrutar de un viaje alrededor  de un kilómetro de recorrido entre la arboleda de nuestro parque. Hoy funciona un nuevo trencito den renovada maquina y nuevos servicios, pero esa es una historia mas conocida y mas reciente.
   * Ampliar
Miguel Lillo (1862-1931), naturalista argentino autodidacta, dedicado principalmente al estudio de la flora y fauna de Tucumán.
Nació en San Miguel de Tucumán. Sin haber cursado carrera universitaria alguna, se especializó en botánica y conoció a fondo otras ramas del saber humano; logró ser sabio sin pretenderlo.
Dedicó gran parte de su vida a estudiar la flora y fauna de Tucumán y, por extensión, del noroeste argentino. Reunió una biblioteca de más de 13.000 libros, un herbario de más de 200.000 ejemplares procedentes de Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, México, Estados Unidos y Brasil. Fue docente en la Universidad de Tucumán y en diversos colegios secundarios, y gran conocedor de las lenguas indígenas.
En 1898 viajó a Europa para conocer museos y laboratorios, y en los años siguientes reunió una colección de aves del norte de Argentina, trabajo que en 1909 publicó.
En 1913 fue nombrado miembro de la Comisión Nacional de la Flora Argentina. En 1914 el Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Plata le otorgó el doctorado honoris causa y en 1928 el Premio Francisco P. Moreno. Fue miembro de la Sociedad Científica Argentina, de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba y de la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales.
Durante 45 años fue responsable de los informes meteorológicos de la provincia. Escribió varias obras sobre flora y fauna tucumana, en especial sobre aves de esta provincia.
Desde mediados de noviembre de 1930 estuvo afectado por una hipertrofia de próstata, probablemente debida a un cáncer. El 11 de diciembre de 1930 legó casi la totalidad de sus bienes (casa-quinta, colecciones y biblioteca, entre otros) a la Universidad de Tucumán, para que crearan con sus colecciones una nueva sección. Un prestigioso instituto científico de la Universidad de Tucumán lleva su nombre.

**Información tomada del diario “ecos diario” del día 21 de septiembre del 2008.

“Cuidemos el parque, no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo a nuestros hijos”.
 

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